martes, 28 de marzo de 2023
Los residuos de cultivo —también llamados rastrojo, paja, zacate, soca o esquilmos— son un recurso valioso que no siempre es apreciado por los productores. En muchas ocasiones, en el peor de los escenarios, los productores queman la paja porque quieren ver la parcela “limpia”, pero esta práctica termina por degradar el suelo, contaminar el medioambiente y dañar la salud de los productores y sus vecinos. La paja tiene muchos beneficios si se usa para mejorar el suelo: aporta materia orgánica, protege contra la erosión, conserva humedad y da refugio y alimento a organismos benéficos.Los altos costos de los insumos agrícolas que se observan en la actualidad, principalmente de los fertilizantes, ha hecho que entre muchos productores mexicanos impere un ambiente de desánimo por las bajas ganancias que se obtendrían con las cosechas que se obtengan del presente ciclo agrícola. Pero el rastojo tiene un alto valor monetario y como fertilizante inorgánico.
En estos días que se están realizando las trillas de maíz en Sinaloa, es el momento de decidir si vender el rastrojo (residuos de la cosecha) o incorporarlos al suelo.
En el Cuadro 1 se presenta un análisis bromatológico o análisis proximal de lo que aporta de nutrientes el zacate de maíz, además del aporte de materia orgánica; con estos datos nos permite hacer una evaluación precisa para decidir qué es lo que conviene hacer. La sugerencia es incorporar los residuos de la cosecha y con activación biológica, ya que trae más beneficios al productor que vender pacas de zacate.
Una alternativa para minimizar el impacto del aumento en el costo de los fertilizantes es aprovechar los beneficios de mantener los residuos de la cosecha anterior (rastrojos) como cobertura del suelo. Esta es una de las prácticas que más ha investigado el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y que, por sus beneficios comprobados, se promueve en el marco de diversos proyectos, como Agriba Sustentable, impulsado por PepsiCo México, Grupo Trimex y el CIMMYT.
“Dejar el rastrojo como cobertura del suelo sirve como una protección natural contra la erosión y también se ha documentado que contiene una cantidad significativa de nutrientes que regresan al suelo durante su descomposición. Con estas aportaciones podemos dejar de depender del 100 % de la fertilización inorgánica”, comenta el equipo que brinda acompañamiento técnico a los productores participantes de Agriba Sustentable en el Bajío mexicano.“El rastrojo puede aportar 35% de nitrógeno, 12% de fósforo, 80% de potasio y hasta 95 % del calcio de la cantidad total que aplicamos de fertilizante en nuestros cultivos. Como vemos, el rastrojo tiene un gran valor y lo podemos aprovechar para el cultivo del ciclo siguiente. Estos datos son importantes porque las prácticas comunes que realizan los productores es empacarlo para forraje o, simplemente, quemarlo, práctica que en lo últimos años ha disminuido considerablemente, para dejar limpia la parcela, sin saber el verdadero valor monetario que tienen en sus parcelas gracias al rastrojo”, enfatizan.
De hecho, de acuerdo con una estimación elaborada por el Hub Bajío del CIMMYT (Cuadro 2), el rastrojo de 13.5 toneladas de maíz por hectárea sería equivalente a fertilizantes con un valor aproximado de entre 15 y 16 mil pesos por hectárea.
Además de reducir el impacto al medioambiente por la quemas agrícolas, el valor del rastrojo tiene un equivalente monetario. En este sentido, aprovecharlo como cobertura del suelo es una alternativa viable y pertinente para los productores de Agriba Sustentable y de México en general.
Maíz