La grave situación actual de la comercialización del maíz y trigo

Ante la falta de una política integral de comercialización

jueves, 15 de junio de 2023

La bonanza de los precios en los mercados internacionales durante los últimos dos años hizo que el ingreso de los productores no se viera afectado a pesar de la cancelación de la mayor parte de los programas de apoyo a la agricultura comercial, quedando sólo apoyos a los pequeños productores principalmente de autoconsumo. 


La desaparición de instituciones como Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario (FND), Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca), y diferentes programas de apoyo como la mecanización agrícola, las primas de seguro agrícola, etc., sin sustitutos, ponen al descubierto una política agropecuaria que no anticipaba la actual coyuntura del sector agropecuario.


“La grave situación actual de la comercialización del maíz y trigo presenta un escenario catastrófico que era muy difícil anticipar en el que se conjugan al menos cinco elementos fundamentales que definen la complicada coyuntura por la que en estos momentos estamos atravesando: mercados internacionales de granos a la baja, tipo de cambio extraordinariamente apreciado, importaciones récord de maíz en los meses recientes, incremento desproporcionado en los costos de producción y la ausencia por primera ocasión en muchos años de una política integral para ordenar la comercialización”, señaló Marte Vega Román, presidente de CAADES. 


Hay que recordar que previo a estos últimos años se tuvo un periodo de seis años con precios bajos, y se pudo salir adelante con programas compensatorios a la comercialización de parte del Gobierno. Asimismo, sólo con políticas públicas ordenatorias, se llegaron a sacar del mercado, alrededor de 1.5 millones de toneladas, al permitir exportar los excedentes de maíz blanco y al establecer oportunamente un arancel del 20 por ciento a Sudáfrica, país con el que no se tenía tratado comercial. 


“No regateamos nuestro reconocimiento a este esfuerzo institucional para la compra de 1.5 millones de toneladas de maíz por parte de SEGALMEX y Gobierno del Estado, en apoyo principalmente a pequeños productores. Pero reiteramos lo que desde el principio de este proceso dijimos, que esta estrategia con enfoque sólo a pequeños productores es claramente insuficiente al dejar por fuera dos terceras partes de la producción total que es de más de seis millones de toneladas, y al retirarse el Gobierno, y con ello, los apoyos compensatorios requeridos, que en el pasado habían funcionado e incluso, en esta misma administración federal, habían actuado como mecanismos reguladores para una adecuada comercialización”, señaló el presidente de CAADES. 

Al participar el Gobierno no como regulador, sino como comprador en este proceso, implica una situación de gran desventaja para los agricultores contra Estados Unidos, Canadá y otros países en el plano internacional, países con grandes economías de escala y subsidios, que no permiten una competencia con piso parejo. Por otra parte, el mercado en México es oligopsónico con unos cuantos compradores que pretenden imponer sus condiciones. 


En un mercado totalmente abierto como en el que México se encuentra con el T-MEC, y otros 13 tratados más de libre comercio, los precios se fijan con la referencia internacional del mercado de Chicago, como es el caso de todos los commodities, más una base que históricamente era concertada y publicada por el Gobierno Federal, multiplicado por el tipo de cambio oficial, a una fecha determinada, esto con el fin de inducir la compra de la producción nacional o que le sea indiferente importar. Por ello es una utopía pensar que sólo con este nuevo programa vamos a “desburzatilizar” el mercado del maíz o que con una bolsa de granos en México se van a resolver automáticamente los problemas de la comercialización del maíz, dijo. 


De no reconducir este nuevo modelo, impulsado y promovido por el Gobierno Federal, que desafortunadamente significa un claro abandono del campo, se afecta directamente a la mayor parte de las familias de agricultores, ya que no tendrán los recursos suficientes para enfrentar sus compromisos con la banca, proveedores y su propio sustento, lo que los dejará en situación de vulnerabilidad e incertidumbre para el siguiente ciclo agrícola. 


A otro nivel, se afectará la economía del estado en su conjunto por el efecto multiplicador que tiene esta importante actividad; con consecuencias negativas también en la cadena productiva Maíz-Tortilla al quedar a expensas de las importaciones, donde en el caso del maíz blanco no hay suficiente oferta mundial y lo poco que hay son maíces transgénicos. 


El otro sector afectado será el consumidor final ya que estamos observando que no hay ningún compromiso de reducción en los precios de la harina, la masa y la tortilla como consecuencia en la baja del precio del maíz. 


“En este contexto, los beneficiados son los grandes grupos de industriales que tomarán el diferencial de precio a la baja con respecto a los siete mil pesos por tonelada que pagaron el año pasado. Al no reconsiderar la importancia de mantener políticas públicas para la agricultura comercial de México, se pone en riesgo los niveles de autosuficiencia de granos, oleaginosas y otros alimentos, donde ya en estos momentos tenemos una clara tendencia al alza en las importaciones dependiendo de éstas en alrededor del 50 por ciento”, dijo Vega Román. 

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