Generando éxito en el sector de protección de cultivos

Algunas ideas para superar desafíos y capitalizar oportunidades

Roberto Escalante robertoesca@gmail.com

lunes, 20 de mayo de 2024

El sector agrícola en México ha sido uno de los principales motores de su crecimiento económico a lo largo de los años. Hoy en día este sector representa aproximadamente el 3% del Producto Interno Bruto total del país; su crecimiento en 2023 fue cercano al 2%; emplea directamente a más de 6 millones de mexicanas y mexicanos, lo que traducido a grupo familiar equivale a más de 30 millones de personas que dependen del mismo; esto es, casi una cuarta parte de la población total del país depende económicamente de esta actividad económica. Las exportaciones agrícolas han crecido significativa y consistentemente en los últimos años, destacando productos como el aguacate, berries, jitomate, diferentes tipos de frutas (limón, naranja, mango, entre otros), lo que ha convertido a este sector en una de las principales fuentes de divisas para el país.

Según los datos del último Censo Agropecuario 2022, existen un poco más de 5 millones de unidades económicas en el sector, arrojando un tamaño promedio de aproximadamente 5 hectáreas por unidad. Esto significa que la mayor parte de las personas que se dedican a la actividad agrícola son pequeños y medianos productores.

En los últimos años este sector ha enfrentado diferentes desafíos, todos de magnitud e impacto importante. No quiero hacer un exhaustivo resumen de todos pero recordemos algunos de los más importantes: 

   a) Pandemia COVID-19. Aparte de exponer la salud de los agricultores y sus familias, los enfrentó a costos crecientes, a desabasto de insumos importantes por las interrupciones que tuvieron las diferentes cadenas de abastecimiento y de logística y a disminuciones en los rendimientos de sus cultivos;

   b) Cambio Climático. Está impactando a la agricultura, a través de mayores temperaturas, periodos más largos e intensos de sequía y eventos de precipitación de mayor magnitud. Se estima que la temperatura media para México ha aumentado desde inicio de este siglo en aproximadamente 1.7oC, mientras que la media global ha aumentado en 1.2oC. Además, ese aumento de temperatura no ha sido homogeneo en todo el territorio. Por ejemplo, en el Norte del país se ha notado un incremento de la temperatura media de hasta 6oC y en el sur de hasta 5oC. En el caso de las sequías, estas se han vuelto más extremas y duraderas. El Norte y Noroeste del pais son las regiones que más están siendo impactadas por este fenómeno, que se calcula ha aumentado el promedio de duración entre 25 a 30 días adicionales desde inicios de este siglo. En el caso de la precipitación se nota una disminución constante en su nivel anual y también los periodos lluviosos se han vuelto más intensos en ciertas regiones del país y concentrados principalmente durante verano y otoño. Estos impactos climáticos están produciendo pérdidas en el volumen de las cosechas, disminución de productividad de los cultivos, escasez de agua, mayor erosión en los suelos, aumento de costos de atención a los cultivos, entre otros factores.

   c) Reducción en el ingreso del agricultor. Diferentes factores geopoliticos; micro y macroeconómicos están presionando a la baja el ingreso del agricultor. La caída sostenida en los últimos años de los precios de los principales cultivos como maíz, trigo, oleaginosas y algunos otros. Otro factor que ha impactado el ingreso del agricultor, sobre todo aquel que exporta su cosecha, ha sido la apreciación del Peso, el cual oscila en el rango de 15% a 20%. El aumento en el costo de insumos causado por aspectos socio-económicos y geopolíticos, como por ejemplo, la pandemia, la guerra Ucrania-Rusia, el aumento de precios de petróleo, la situación particular de manufactura en plantas chinas en los últimos años y, en general, la presión inflacionaria de costos en la mayoría de países productores de insumos agrícolas, maquinaria y equipo para la agricultura. Sin duda, aunque el acceso directo al crédito bancario es relativamente bajo, la tasa de interés ha sido otro factor que ha encarecido los costos para el agricultor, dado el impacto que esta tiene en los costos para otros eslabones en la cadena de abastecimiento de insumos; comercialización y de logística.

   d) Acceso a programas de financiamiento bancario y de subsidios gubernamentales. Se estima que sólo entre 1.5%-2% de los agricultores en México tiene acceso al financiamiento bancario. El resto debe financiarse a través de otras fuentes de crédito más caras y riesgosas. Adicionalmente, últimamente se ha visto una mayor restricción al acceso a programas de subsidios gubernamentales y de financiamiento blando que proporcionaban instituciones financieras apoyadas por el Gobierno. Los fondos se han destinado a programas como Sembrando Vida, entrega de fertilizantes y a otros programas sociales. 

   e) Seguridad. Este es un tema que afecta no sólo a la agricultura sino también a muchos otros sectores económicos y a la pobalción en general. Su impacto principal es el riesgo a la vida humana pero también sabemos que esto está impactando la productividad en el campo, la disponibilidad de mano de obra, en los costos de protección a los cultivos y en la comercialización de las cosechas.

   f) Envejecimiento de los agricultores. Se está notando en los últimos años que la edad promedio de los agricultores mayoritariamente es de más de 55 años y que las generaciones más jóvenes están decidiendo desarrollarse profesionalmente en otros sectores de la economía, sea el sector industrial, por ejemplo, o el sector de servicios, como el comercio, tecnología y otros. Ciertamente, este no es un desafío exclusivo para México pero lo que nos interesa en nuestro caso es que este es otro factor que impacta en la seguridad alimentaria, en los costos y en la productividad en el campo. 

En resumen, el sector agrícola en México continúa enfrentándose a una situación muy desafiante y compleja: disminución de productividad, reducción del área cultivada en algunas regiones, disminución del ingreso del agricultor, impacto climático, inseguridad, financiamiento y en la disponibilidad de talento gerencial, técnico y de mano obra en el campo.

Quiero enfocarme ahora en algunas ideas de cómo este panorama está impactando a las compañías que integran la industria de protección de cultivos. Estoy seguro de que algunos de los impactos son comunes a otras industrias, o bien, mismo a otros integrantes de la cadena alimentaria. Igualmente, no pretendo ser exhaustivo al respecto ya que estoy consciente de que hay algunos aspectos específicos por empresa. 

Haré mi mejor esfuerzo para obtener su atención también al sugerir algunas acciones generales que las empresas pueden discutir dentro de este panorama.

Principales impactos en la industria de protección de cultivos.

   a- Valor del mercado de protección de cultivos. El mercado de protección de cultivos en México creció significativamente en 2022 debido, sobre todo, a la espiral inflacionaria de precios en los insumos, provocada en el plano internacional pero en 2023 podemos decir que, en términos reales, el mercado se contrajo, tendencia que ha continuado al menos en el primer trimestre de este año. Como comúnmente sucede en este tipo de situaciones, algunas empresas individualmente lograron crecer en estas circunstancias, capitalizando algunas oportunidades de mercado y otras ajustaron su nivel a periodos previos a este aumento significativo de precios, lo que hizo que mostraran reducciones en sus ingresos en comparación a 2022, principalmente.

   b- Comportamiento de los componentes del mercado. Al comparar los resultados del 2023 versus 2022, es notable que, todas las líneas de productos como son los insecticidas, herbicidas y fungicidas redujeron su valor de mercado en Pesos. La caída más significativa sucedió en herbicidas. Sin embargo, la línea de biosoluciones (bioestimulantes, nutrición vegetal y otros productos biológicos) mostró un crecimiento cercano al 3%.

   c- Consumo de insumos agrícolas. El consumo de insumos agrícolas a nivel del agricultor se ha reducido debido a todas las razones expuestas anteriormente. Esto ha provocado que a nivel de la cadena de distribución se haya detectado aumento en su nivel de inventarios. La implicación principal de esto es que las empresas pueden enfrentar riesgos de atraso en la recuperación oportuna de las cuentas por cobrar a sus clientes, los cuales, a su vez, enfrentan los retrasos en pagos de parte de los agricultores. Adicionalmente, este exceso de inventarios en el canal de distribución puede afectar la realización de ventas adicionales hacia esa cadena de distribución durante, al menos, la primera mitad de 2024.

   d- Precios de los insumos. La “normalización” de los precios de los insumos agrícolas en el mercado internacional y local a niveles muy próximos al periodo pre-pandemia, puede ocasionar que muchas compañías que tenían inventarios a costos altos deban reducir los precios y así incurrir en pérdidas, en algunos casos, o bien en disminuir sus ganancias para poder deshacerse de esos inventarios y también evitar costos de obsolescencia.

   e- Peso mexicano. La apreciación de nuestra moneda beneficia un menor costo de productos importados. Si la compañía reporta sus ventas en dólares a una casa matriz fuera de México, sus ventas reflejarán más dólares; sus gastos en dólares aumentarán; sus cuentas de balance general incrementarán el valor en dólares. En resumen, dependiendo de la estructura financiera, operativa y fiscal de la empresa así será el impacto en su situación financiera. 

   f- Impacto en las compañías. La relativa reducción en el ingreso del agricultor ocasionada por las diferentes razones expuestas anteriormente ha provocado una menor demanda de insumos agrícolas por parte de este y también lo ha llevado a racionalizar los costos de protección y atención de sus cultivos. Esto, por lo tanto, ha provocado, en las compañías proveedoras de insumos, una reducción en el volumen de operaciones; en sus utilidades antes de impuestos y depreciación/amortización (EBITDA) y en sus flujos de efectivo. 

Sin duda, hay tendencias en el panorama agrícola descrito anteriormente que podemos considerar como permanentes, al menos, para este 2024 y probablemente parte de 2025. Esto presupone que las empresas de protección de cultivos deben tomar una serie de decisiones estratégicas y operativas que les permitan retomar pronto la senda del crecimiento con rentabilidad, bajo esas tendencias.

Antes de exponer algunas ideas sobre el tipo de decisiones que las compañías deben tomar, consideremos algunos elementos macro que afectan a la agricultura en México. A saber:

   a- Seguridad alimentaria: no hay duda de que uno de los objetivos clave del país, independiente del Gobierno en turno, es asegurar un nivel de producción de alimentos suficiente, con la calidad adecuada y disponible para toda la población a costos razonables. Debemos priorizar en los cultivos clave.

   b- Agricultura sostenible: se requieren mejores y más eficientes políticas públicas y privadas acompañadas de prácticas agrícolas que dirijan hacia una mejoría en la administración del agua, conservar los suelos y la biodiversidad.

   c- Un sector agrícola más resiliente y competitivo: para cumplir con una mejor seguridad alimentaria y tener una agricultura más sostenible, necesitamos un sector agrícola formado por agricultores más resilientes, capaces de enfrentar y sobreponerse a los diferentes desafíos que el sector enfrenta año con año. Necesitamos agricultores que puedan tener acceso a un mejor nivel de vida (tanto los propietarios como los trabajadores). Un sector formado por agricultores mejor preparados financiera, técnica y tecnológicamente, que les impulse a adoptar las mejores tecnologías y prácticas agrícolas a su alcance. 

En mi criterio, las compañías están afrontando cambios que podemos llamar estructurales en sus modelos de negocio para continuar creciendo dentro de la industria de protección de cultivos. La agricultura del país y los agricultores en particular necesitan que la industria les provea de soluciones efectivas a los desafíos que tienen ahora y por delante. 

Mi propósito es tratar de generar un debate interno constructivo en las empresas porque es seguro que los modelos actuales de negocio necesitan adaptarse a las nuevas circunstancias en el mercado. Considero que permanecer con el modelo actual no será una buena decisión. Los temas que sugiero aplicarán a unas empresas, a otras no y probablemente algunas empresas encontrarán durante ese debate, otras opciones que les permitan definir nuevas y más sólidas estrategias de negocio.

Para esto sugiero analizar algunos temas como los siguientes:

   a- En el corto plazo:

Flujo de efectivo. Impulsar la venta de productos que generen un significativo flujo de efectivo y fomentar una adecuada administración de este.

Margen de utilidad.

       o Mejorar el margen de utilidad, promoviendo productos que tengan mejores márgenes y racionalizar los de bajo margen. 

     o Mejorar planeación de demanda y capacidad de negociación para asegurar costos competitivos.

Capital de trabajo. Adecuada administración de los inventarios, las cuentas por cobrar y pagar sin que esto se convierta automáticamente en obstáculo para hacer negocios con clientes y proveedores clave.

Nichos de mercado. Identificar nichos de mercado que nos brinden oportunidades de crecimiento.

Organización y gastos. Cambios en la estructura de organización que apoyen estos planes de corto plazo. Sugiero analizar cuidadosamente cualquier reorganización para evitar perdida de talentos o personas con experiencia que con seguridad nos ayudarán en el mediano y largo plazo a ser más efectivos en retomar la senda de crecimiento. 

Ambiente de trabajo. Importante mantener o reforzar el ambiente de trabajo interno. 

   b- En el mediano y largo plazo:

Innovación: fomentar una cultura sólida de innovación dentro de la compañía, que involucre a todas las áreas funcionales de la compañía.

Renovación de portafolio. Actualmente la generación de una nueva molécula puede tomar más de 10 años para lanzarse al mercado y el costo promedio de inversión oscila en aproximadamente US$350 millones por molécula. Sin dejar de seguir invirtiendo en investigación y desarrollo por parte de aquellas empresas que tienen los recursos, una forma más simple para renovar el portafolio de productos es realizar alianzas con otras compañías que puedan generar sinergias o bien, comprar productos que el dueño de esas moléculas no tenga el interés en continuar vendiendo. 

Adoptar e impulsar nuevas tecnologías. La revolución tecnológica en la que estamos inmersos está proporcionando muchas oportunidades de diseñar y brindarle soluciones más efectivas, competitivas y adecuadas a las necesidades de los agricultores. Por mencionar algunas: drones; robots, tecnologías ligadas con la irrigación, satélites, internet de las cosas y muchas otras más.

Biosoluciones. Este es un mercado que a nivel mundial está creciendo a doble dígito. Las compañías deben evaluar qué soluciones incorporar a sus modelos de negocio. Este nuevo portafolio de soluciones les dará una nueva fuente de crecimiento.

Penetración y desarrollo de nuevos mercados. Hoy en día observamos cómo los hábitos de alimentación exigen alimentos de mejor calidad, más nutritivos para que las personas mejoren su estado físico y por ende su salud. Debemos ser capaces de identificar qué oportunidades o nuevos segmentos de mercado se abren para el portafolio de soluciones que podemos ofrecer al agricultor y este pueda cumplir con esas nuevas exigencias.

Reducción de emisiones de CO2. Debemos diseñar soluciones que técnicamente contribuyan a reducir las emisiones de dióxido de carbono y que financieramente sean viables para el agricultor, las empresas que las diseñan y ejecutan y para inversionistas que con sus inversiones apoyen a diseminar este tipo de iniciativas. 

Considero, por lo tanto, que aunque son fuertes los desafíos para las compañías en el sector de protección de cultivos, estos brindan una gran oportunidad para reinventarse y continuar contribuyendo exitosamente al crecimiento de la producción de alimentos bajo un marco de sostenibilidad, mejor bienestar para los agricultores y en general para el consumidor final de alimentos.


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