Estrategias para el manejo integrado de maleza en trigo

En la región del Bajío

M.C. J. Antonio Tafoya Razo Profesor-investigador de la UACh Especialista en Manejo de Resistencia

jueves, 22 de agosto de 2024

El control químico de la maleza es una práctica que se ha generalizado en muchos cultivos a partir del descubrimiento del 2,4-D.

El éxito de esta medida de control en forma selectiva radica en el poder que tienen los herbicidas de cambiar el metabolismo de las plantas, de tal manera que impiden el crecimiento y causan la muerte de la maleza sin afectar a los cultivos, sin embargo, existen reportes de herbicidas que no alcanzan el control esperado en algunas poblaciones de maleza, lo que podría deberse a diversos factores como: edad de las plantas, estado hídrico, volúmenes de aplicación, dosis y presencia de biotipos susceptibles y/o resistentes a estos herbicidas. Este último factor ha sido considerado como una respuesta al uso continuo y prolongado de algunos herbicidas y su alta actividad en un sitio de acción específico en las plantas, lo que ha favorecido la selección en las poblaciones de maleza.

Las diferencias en susceptibilidad o resistencia entre biotipos de la misma especie pueden ser explicadas en términos de diferencias morfológicas o fisiológicas que afectan la concentración del herbicida o metabolitos fitotóxicos que actúan en el sitio de acción. La resistencia a herbicidas envuelve un arreglo intrincado entre frecuencia de genes, herencia, flujo de genes y adaptabilidad; no siempre un biotipo resistente es muy problemático ya que algunos no se adaptan bien al ambiente y no son muy competitivos con los cultivos.

Los mecanismos de resistencia más comunes que se presentan son:

La alteración del punto de acción. Dentro de una planta, significa que un herbicida ya no se fija en su lugar normal de acción, debido a un cambio en la estructura del objetivo, lo cual permite a la planta sobrevivir así al tratamiento herbicida.

Incremento del metabolismo. Significa que la planta resistente puede degradar un herbicida a sustancias no fitotóxicas más rápidamente que una planta susceptible normal y, por lo tanto, sobrevivir al tratamiento herbicida de forma parecida al cultivo.

Aislamiento. El herbicida es apartado de las partes sensibles de la célula vegetal y llevado hasta un lugar tolerante, como una vacuola, donde es inocuo para el crecimiento vegetal.

La resistencia a herbicidas y otros conceptos relacionados a éste en muchas ocasiones es confuso por lo que es necesario definirlos claramente para tener un mejor entendimiento.

Tolerancia. Es la habilidad heredable de las plantas a sobrevivir y reproducirse después de la aplicación de un tratamiento herbicida a una dosis letal para las plantas no tolerantes. Esto no implica selección o manipulación genética para obtener una variedad tolerante.

Resistencia. Es la habilidad heredable de una determinada especie a sobrevivir y reproducirse después del tratamiento de un herbicida a dosis normalmente letales para el resto de ellas.

La resistencia puede ocurrir en forma natural o puede ser inducida por técnicas como la ingeniería genética o selección de variantes resistentes obtenidas por cultivos de tejidos o mutagénesis.

Resistencia cruzada. Es la resistencia que una población de una especie manifiesta a un herbicida al cual nunca había sido expuesta, pero que tiene un modo de acción similar a otros herbicidas a los cuales dicha población ha mostrado resistencia. En este tipo de resistencia, solo un mecanismo de acción es involucrado.

Resistencia múltiple. Es la resistencia que una población de una especie manifiesta a un herbicida al cual nunca había sido expuesta, pero que tiene un modo de acción diferente a otros herbicidas a los cuales dicha población ha adquirido resistencia. Más de un mecanismo de acción es involucrado en este tipo de resistencia.

Problemática mundial

El primer biotipo resistente identificado y notificado fue en 1968 (Senecio vulgaris resistente a simazina y atrazina en Estados Unidos de América). Al día de hoy se reportan 284 biotipos resistentes, pertenecientes a 170 especies de malezas (101 dicotiledóneas y 69 monocotiledóneas), lo cual ha sido un crecimiento muy rápido en los últimos años (Gráfica 1), sobre todo en algunos grupos de herbicidas, por ejemplo las triazinas en 1998 era el grupo con mayor número de casos de resistencia reportados con 60 especies en 22 países, pero para el año 2000 los herbicidas inhibidores de la enzima ALS (sulfonilureas e imidazolinonas) fueron los de mayor número de casos reportados con 63 especies de malezas resistentes en 18 países por 61 especies de las triazinas en 22 países, ya para este año 2003 los inhibidores de la enzima ALS tienen reportados 81 especies resistentes en 28 países por 65 de las triazinas en 24 países, así como 33 especies de los inhibidores de la enzima ACCasa en 26 países.

Otro de los problemas fuertes es que a parte de que se presenta en algunos grupos de herbicidas resistencia cruzada, también se presenta la resistencia múltiple esto en gran medida entre herbicidas que controlan gramíneas y/o hoja ancha en trigo y cebada (inhibidores de las enzimas ALS y ACCasa), en todos los países donde se han aplicado estos dos grupos de herbicidas la resistencia múltiple se ha presentado en muy corto tiempo, los ejemplos más drásticos se han presentado en Canadá, Reino Unido, Sudáfrica y Australia, por lo que se tienen que considerar estos antecedentes en el control de malezas en cualquier país (Figura 1).

De acuerdo con los informes del HRAC (Comité de acción para la Resistencia a Herbicidas a nivel mundial) se tienen documentados en el mundo varios casos de resistencia cruzada y múltiple entre los diferentes grupos de herbicidas. Ej.

Resistencia cruzada entre los grupos A + B (Fops + Sulfonilureas).

Resistencia múltiple entre los grupos A + B + N (Fops + Sulfonilureas + Thiocarbamatos).

Problemática nacional

Actualmente en algunas regiones de México tenemos serios problemas para el control de la maleza en trigo y cebada (principalmente Phalaris spp. y Avena fatua), en gran medida por las altas infestaciones de malezas existentes, sobre todo en el Valle de Mexicali y el Bajío, es en esta última región donde se han presentado los problemas de resistencia confirmada desde 1997.

Las características comunes en las parcelas donde se detecto esta problemática fueron:

Altas infestaciones de Phalaris spp. y/o Avena fatua, siembra todos los años de trigo o cebada y aplicación de herbicidas con el mismo modo de acción durante más de 10 años en forma continua como única forma de control, esta combinación de factores es fundamental en la aparición de biotipos resistentes, por lo cual se presento la resistencia de malezas en el Bajío, de acuerdo a los estudios realizados por la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) y el Centro de Referencia de la Dirección General de Sanidad Vegetal se estimaron entre 1,000 a 2,000 has con problemas de resistencia en el Estado de Guanajuato.

Estrategias de manejo de la maleza en el Bajío

Es necesario tener un buen manejo de estas malezas para evitar problemas graves de biotipos resistentes, para lo cual debemos integrar otros métodos y alternativas de control, como los siguientes:

Control preventivo. Debe ser empleado para evitar el agravamiento de este problema para lo cual se deben tomar las siguientes medidas: utilización de semilla certificada, empleo de variedades con mayor interferencia hacia la maleza (crecimiento inicial rápido, buen amacollamiento y porte intermedio), limpieza de canales de riego y maquinaria cosechadora, donde exista suficiente agua se puede estimular con un riego temprano la emergencia de maleza y eliminarla antes de sembrar, eliminación de la maleza que no fue controlada por el herbicida antes de que produzca semillas, fertilización adecuada, riegos oportunos y rotación de cultivos. Este último es un factor muy importante en el manejo integrado de maleza, sobre todo en donde hay resistencia.

Control mecánico. La siembra de trigo en surcos es otra alternativa, pero en terrenos donde la infestación de maleza sea baja ya que en medianas y altas infestaciones se tienen que realizar hasta cuatro escardas en el ciclo, lo que encarece la producción, este control mecánico entre los surcos bajaría la presión de selección por el empleo continuo de herbicidas combinado con variedades de buen amacollamiento.

Control químico. Es necesario rotar herbicidas o aplicar mezclas de herbicidas. En el primer caso los herbicidas empleados comúnmente en trigo y en cebada en México, por su modo de acción pueden tener problemas serios de control en un periodo de 5-10 años después de su primera aplicación si estos no son empleados de la manera adecuada, por lo que es necesario mezclarlos con otros herbicidas como Gesaprim Combi (Atrazina + Terbutrina) o Dicuran (Clorotoluron) + Igran (Terbutrina), esto último es lo que se ha realizado con éxito ya que el control de maleza resistente es bueno. Sin embrago, deben ser manejados correctamente para evitar fitotoxicidad en los cultivos. En las rotaciones de herbicidas que se pueden hacer hay que tener cuidado ya que los únicos herbicidas en aplicaciones individuales que se pueden rotar en estos cultivos son del grupo de las sulfonilureas principalmente y como lo señalamos anteriormente estos herbicidas pueden tener resistencia múltiple con los inhibidores de la ACCasa, provocando el riesgo de un problema mayor que nos podría dejar sin esta herramienta valiosa de control.

En estudios realizados en invernaderos de la Universidad Autónoma Chapingo con colectas de Phalaris spp. y Avena fatua resistentes a los inhibidores de la ACCasa realizadas en predios con resistencia confirmada en el Bajío, en varias de estas colectas el imazetapir (inhibidor de la enzima ALS) no tuvo control aceptable.

Lo que anteriormente se expone nos lleva a señalar que el aplicar herbicidas del grupo de las sulfonilureas en parcelas donde existen biotipos resistentes puede agravar más el problema en lugar de ayudarnos a resolverlo. AS


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