jueves, 22 de agosto de 2024
Desde hace varios años, se ha buscado modificar los sistemas de producción agrícolas con la incorporación de prácticas y herramientas que permitan mejorar la productividad de los cultivos de una manera más sostenible, sin embargo, para lograr este objetivo se debe tomar en cuenta cuales son los factores que interfieren en lograr que la agricultura sea capaz de proporcionar alimentos inocuos y de calidad así como de otros recursos derivados de esta actividad, un ejemplo de ello es las condiciones climáticas cambiantes que condicionan el buen desarrollo y crecimiento de los cultivos y con ello el rendimiento.
Por otro lado, el incrementar la superficie destinada a la producción agrícola, ha provocado la pérdida de la biodiversidad, el mal manejo del suelo da como resultado la compactación, erosión y pérdida de la fertilidad, ligado a esto se encuentra el agotamiento y contaminación del recurso hídrico y, ligado a ello, la pobreza y una disminución de la población rural.
El concepto de agricultura sostenible nos indica que es un “sistema integrado de prácticas de producción vegetal y animal que tiene una aplicación específica en un lugar y que, a largo plazo: (a) satisfará las necesidades humanas de alimentos y fibras; (b) mejorar la calidad ambiental; c) hacer un uso eficiente de los recursos no renovables y de las explotaciones agrícolas e integrar ciclos y controles biológicos naturales apropiados; (d) sostener la viabilidad económica de las operaciones agrícolas; y (e) mejorar la calidad de vida de los agricultores y de la sociedad en su conjunto”
Bajo esta premisa, el siguiente paso es buscar las herramientas que con su implementación nos ayudarán a cumplir este desafío, si bien las opciones son bastas y de diferentes orígenes, modos de acción y naturaleza, existe un grupo de sustancias que desde hace varios años han sido motivo de estudio, de acuerdo con Mosa et al., en 2020, las sustancias húmicas han demostrado a través de los estudios realizados que son los productos naturales más importantes que pueden ayudar a promover la intensificación sostenible de la productividad de los cultivos, gracias a los múltiples beneficios observados por su incorporación en la producción de los cultivos.
La respuesta fisiológica de la planta a la aplicación de los ácidos húmicos y fúlvicos puede presentarse a diferentes niveles, por ejemplo, la aplicación al suelo ya sea mediante la incorporación directa, mezcla con fertilizante o mediante el fertirriego ayuda a mejorar la disponibilidad de los nutrientes y al desarrollo de las raíces, permitiendo un rápido establecimiento y la optimización de la fertilización.
Por otro lado, su efecto sobre la fisiología de la planta es reconocido por su capacidad de activar rutas metabólicas y diversas enzimas, mejorando con ello la absorción y la asimilación de los nutrientes, además de la elicitación de la respuesta de las plantas a condiciones no favorables, donde produce cambios como el ajuste osmótico y la síntesis de antioxidante confiriendo protección ante la generación de especies reactivas de oxígeno.
Mientras que la bioestimulación del crecimiento y desarrollo de las plantas se encuentra relacionado con la contribución de incrementar la síntesis de fitohormonas promotoras del crecimiento de las plantas como pueden ser las auxinas y citoquininas.
Los diferentes efectos de las sustancias húmicas en el metabolismo de las plantas son diferentes, y podrían llegar a ser superpuestos y aditivos, por estas razones se convierten en herramientas para lograr transitar hacia una agricultura más sostenible.
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