La transformación de la fertilización agrícola

Hacia el uso de tecnologías hidrosolubles, biológicas y de precisión

miércoles, 24 de septiembre de 2025

La fertilización agrícola en México vive una transformación hacia el uso de tecnologías hidrosolubles, biológicas y de precisión que están revolucionando la producción de cultivos de alto valor como el tomate, aguacate, chiles, berries, y pepinos, entre otros, pero la eficiencia en su uso, los desafíos regulatorios y las dependencias de importaciones aún son un obstáculo.

“Hoy, el campo mexicano no puede crecer sin tecnologías de fertilización inteligente, pues de su aplicación depende que México sea más competitivo en la producción agrícola”, señaló Alfredo Flores, presidente de la Asociación Nacional de Comercializadores y Productores de Fertilizantes (Anacofer) en un comunicado.

Anacofer agrupa el 70% del mercado nacional de Fertilizantes con firmas como Yara, SQM, Haifa, Pacific, ICL y otras veinte empresas. “Representamos la nutrición vegetal en México y promovemos el uso racional de fertilizantes, con asesorías técnicas, capacitación y participación en foros”, señaló.

Tecnología

De acuerdo con Anacofer, México consume entre 5 y 6 millones de toneladas de fertilizantes anuales, de las cuales más del 60% son importadas; mientras que la producción nacional no rebasa los dos millones de toneladas y la demanda sigue creciendo. Ahora, las importaciones de urea, DAP y MAP a México, provienen principalmente de Rusia y China. Asimismo, las amenazas arancelarias de EUA están impulsando el precio de los fertilizantes en todo el mundo, por lo que su uso racional es indispensable.

“El productor aún aplica fertilizantes a ciegas”, señaló Flores, quien estima que entre el 50% y el 60% del insumo se desperdicia por mala aplicación o falta de análisis de suelo y tiene como consecuencia pérdidas económicas y daño ambiental.

El auge de la agricultura protegida ha multiplicado la demanda de fertilizantes especializados y hoy en día “el nitrato de calcio representa el 40% del volumen total de la fertilización hidrosoluble de alta tecnología en México”, fundamental para la producción de hortalizas tecnificadas para exportación.

Además, fertilizantes como el nitrato de potasio, SOP, MKP y mezclas NPK, se han vuelto parte fundamental del paquete nutricional para operaciones bajo invernaderos y mallas sombra, donde México ya supera las 70 mil hectáreas.

Productos Biológicos

El incremento en la producción del tomate, pepino, chile, aguacate y berries ha empujado al sector de los fertilizantes hacia una especialización acelerada y la agricultura protegida representa el motor más fuerte de transformación del campo mexicano. Con mayor tecnificación en regiones como Jalisco, Guanajuato, Michoacán y Sinaloa.

Destaca de manera importante el uso de riego tecnificado, análisis foliar y monitoreo satelital que ha permitido pasar de volumen a precisión, sobre todo en los cultivos de alto valor para exportación, especialmente los ya mencionados.

La demanda de insumos biológicos sigue en ascenso y aunque no hay cifras oficiales, algunas empresas calculan un incremento del 10% en el uso de estos bioinsumos. “El uso de bioestimulantes y biofertilizantes crece año con año, sobre todo en cultivos de exportación”.

Los productos como biofungicidas y biopesticidas también han ganado terreno. “No sustituyen los fertilizantes químicos, pero los complementan de forma más sostenible y eficiente a los paquetes tecnológicos”, dijo el dirigente de Anacofer.

En cuanto a la distribución geográfica del uso de estos productos, el norte y el centro occidente del país lideran la adopción de fertilizantes hidrosolubles y biológicos pues en estados como Sinaloa, Sonora, Jalisco y Guanajuato hay una mayor tecnificación agrícola.

Esto favorece la adopción de insumos de alta tecnología. “En estas regiones, el agricultor ha entendido que fertilizar bien contribuye a la rentabilidad”. 

Regulación

Pese a todo este avance, el principal freno no es solo técnico ni legislativo. “El rezago en el registro de productos ante Cofepris ha llegado a ser de cuatro años”, señaló Flores al hablar de la lentitud para registrar nuevas fórmulas nutricionales agrícolas.

Aunque se ha reducido recientemente, el trámite aún puede tardar entre uno y dos años, aunado a que en 2022 legisladores federales pretendían prohibir, sin estudio previo, 200 sustancias agroquímicas, lo que encendió las alertas del sector. “Necesitamos una regulación clara, no ideológica”, señaló el representante de los fabricantes de productos agroquímicos y biofertilizantes.

“El agricultor debe entender que el futuro no está en aplicar más, sino en aplicar mejor” concluyó Flores. “Es necesario tecnificar la fertilización, capacitarse, realizar análisis de suelos, y solicitar acompañamiento técnico, porque solo así podremos crecer con sustentabilidad, rentabilidad y alimentar al país con calidad” dijo.


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