jueves, 15 de mayo de 2025
La producción nacional de maíz, uno de los pilares de la alimentación en México, atraviesa su peor momento en más de diez años. De acuerdo con análisis del sector agroalimentario, se estima que este 2025 el volumen cosechado caiga cerca del 5%, marcando un nuevo mínimo en la última década.
Esta baja histórica no ocurre por casualidad. El impacto combinado del cambio climático, la falta de lluvias en regiones clave y una notoria reducción en los apoyos gubernamentales al campo están haciendo mella en la capacidad productiva de los agricultores.
Por ejemplo, el presupuesto para programas de fomento agrícola ha registrado recortes importantes este año. Las voces del sector ya advierten que con menos recursos y más incertidumbre climática, es prácticamente imposible sostener una producción rentable y competitiva.
Mientras tanto, las importaciones de maíz siguen rompiendo récords. Se proyecta que México podría cerrar el año comprando más de 25 millones de toneladas en el extranjero, consolidándose como el mayor importador mundial de este grano. Esto enciende las alarmas en torno a la seguridad alimentaria nacional, sobre todo si consideramos el peso del maíz en la dieta diaria de millones de personas.
Como si fuera poco, las tensiones comerciales con Estados Unidos también podrían golpear el bolsillo de los consumidores. Nuevas tarifas arancelarias del 25% sobre productos agrícolas han comenzado a encarecer los costos de insumos clave, lo que podría traducirse en aumentos en el precio de alimentos como la tortilla, la leche y la carne.
Frente a este panorama, especialistas del agro coinciden en una misma urgencia: México necesita reactivar su campo con políticas públicas más robustas, inversión en tecnología agrícola y una estrategia clara para reducir su dependencia de las importaciones. De lo contrario, el país corre el riesgo de perder su autosuficiencia alimentaria justo cuando más la necesita.
Maíz